Durante muchos años fue normal consumir en masa y, por lo tanto, deshacerse de algunas prendas afelpadas para comprar otras nuevas. Pero esta práctica, nada respetuosa con el medio ambiente, tiene un alto coste.
Sustituir la moda rápida (o «fast fashion»)...
Cuando nos sentimos tristes o hemos tenido un mal día, tendemos a renovar nuestro vestuario. Ir de compras es una forma estupenda de desconectar.
Las ventas de ropa pasaron de 1 000 millones de dólares en 2002 a 1 800 millones en 2015. La razón de esta tendencia es que los consumidores, impulsados por la moda rápida y las compras compulsivas, conservan la ropa la mitad de tiempo.
La fast fashion es la tendencia en la industria de la moda a que las empresas produzcan el mayor número posible de colecciones al año, pero también a ofrecer prendas a precios bajos para que sean accesibles y se vendan al mayor número posible de personas.
La fast fashion se basa en el aspecto efímero de la moda y actualmente mueve 35 000 millones de dólares. Sin embargo, la producción masiva de ropa no es respetuosa con el medio ambiente y contribuye a una gran huella de carbono. Por ejemplo, el algodón puede haberse cultivado en China, hilado en la India y tejido en Turquía antes de fabricar la prenda en Bangladesh y distribuir el producto final en Europa o Estados Unidos.
... por la tendencia «slow fashion»
Hoy en día, el mundo ha tomado conciencia de lo que puede esconderse detrás de una ganga. Y con este espíritu «económico y ecológico» ha surgido la tendencia slow fashion.
El uso, o más bien la reutilización, de prendas vintage que perduran en el tiempo, combinadas con ropa atemporal, ha permitido decir basta al consumo excesivo. «Hacer algo nuevo de algo viejo» es en cierto modo el lema del movimiento slow fashion.
La moda lenta también tiene que ver con el enfoque cero residuos y la lucha contra la compra compulsiva. Livia Firth, fundadora de la web Eco-Ange y del Green Carpet Challenge, da este consejo: «compra solo prendas si te comprometes a ponértelas al menos treinta veces».
También se han creado muchas plataformas para animar a más gente a ser ecorresponsable y unirse al círculo de vendedores/compradores de ropa usada. Es una forma sencilla y eficaz de alargar la vida de tu ropa.
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Dar una segunda vida
Cuando nos gusta una prenda, preferimos repararla/cuidarla antes que tirarla. Charles-Émile Hermès, antiguo director y presidente de la empresa Hermès, dijo una vez que «el lujo es aquello que se repara».
Esta práctica de restauración evoca el arte japonés del Kintsugi. Este arte consiste en reparar objetos rotos con una laca y luego rociarlos con oro.
No obstante, es importante recordar que cada objeto tiene una vida útil: nada es inmortal. Pero eso no significa que debas descuidar tus pertenencias.
La tecnología SteamOne
¿Quién no ha querido alguna vez dar una segunda vida a su prenda favorita o incluso alargar la del jersey que tomaste prestado a tu pareja? Gracias a la tecnología SteamOne, ¡ahora es posible!
Entre colores que destiñen, pantalones que encogen y jerséis que se deshilachan, a menudo pensamos que nuestra ropa se estropea después de varios lavados.
Pero eso solo es la prueba de que cada prenda tiene un alma que, si se cuida adecuadamente, puede durar más tiempo. Esto es posible gracias al quitapelusas recargable.
Fácil de manejar y sencillo de usar, ha sido diseñado para eliminar fácilmente las bolitas y pelusas de todo tipo de telas. Ya sean tejidos delicados como jerséis de punto, lanas suaves o incluso ásperos, ahora es más fácil que nunca cuidar tu ropa y prolongar así su vida útil.